Tres tipos de salchichas, codillos, la correspondiente guarnición más ketchup y mostaza, componían los cinco menús que los asistentes pudieron disfrutar durante la Fiesta de la Cerveza 2009. Por supuesto, y como su nombre indica, también había cerveza. La rubia más habitual, la fuerte más oscura de 8º y la de trigo, todas en jarras de medio o un litro. Y también, para los más jóvenes y los abstemios, refrescos y botellas de agua.
Durante los cuatro días que duró la fiesta, nuestra carpa instalada, como ya dijimos en la anterior entrada, en la plaza del Teucro recibió la visita de miles de personas.
Especialmente en las horas de comida y cena las colas excedían la capacidad del recinto ocupando también su parte externa. Por suerte, la paciencia de los aspirantes a comensales y el tiempo atmosférico acompañaron durante el largo fin de semana. Aunque las esperas más largas se producían en la cocina, tampoco los encargados de vender los tiques de comida tuvieron descanso.
Horacio y Javi, ocupados cada uno de una plancha, no daban abasto preparando salchichas y codillos, hasta el punto de que en un par de ocasiones hubo que hacer salidas de urgencia para reponer existencias, pues las previsiones de afluencia se vieron ampliamente superadas.
El resto de responsables de la cocina tampoco paró de servir menús, lavar lechuga, cortar o abrir barras de pan y preparar las guarniciones en los platos a la espera de recibir las salchichas o el codillo correspondientes.
Los chicos de la cerveza tuvieron también su tiempo ocupado. A lo largo de la fiesta llegaron a tirar alrededor de 5000 litros. Afortunadamente había grifos de sobra, por lo que la espera para conseguir la bebida no era larga, con la ayuda además de los activos encargados de la barra, que hicieron unos cuantos kilómetros sirviendo jarras.
Y lo que se ensucia hay que limpiarlo, así que también quienes se dedicaron a recoger las mesas (otros que hicieron bastantes kilómetros) y fregar jarras, platos y cubiertos tuvieron trabajo de sobra. Aunque contábamos con un pequeño lavavajillas industrial, el acúmulo de cacharros sucios hizo necesario el auxilio del clásico barreño de agua y manos diligentes que dejaban todo listo para un nuevo uso.
Por suerte, los chavales del club y padres que ayudaron tenían claro que el éxito de la fiesta revertiría en las arcas de la entidad, así que no hubo ni quejas ni excusas para dejar de trabajar. Antes al contrario; cuando algún voluntario se encontraba desocupado acudía a echar una mano a un compañero o preguntaba dónde podía seguir trabajando. Hay que destacar sobre todo el comportamiento de los más jóvenes, seguramente la mayoría no acostumbrados a tanto ajetreo, pero que cumplieron de sobra con su cometido.
Tampoco los adultos lo tuvieron fácil. El jueves, el viernes e incluso el sábado son laborables y había que compaginar las horas dedicadas a la fiesta con el trabajo diario, quitando en muchos casos horas al sueño.
Y claro, todo esto no habría sido posible sin Félix, secretario del club, y Alberto, tesorero y director técnico, que se ocuparon, entre otros cometidos, de contratar y supervisar la instalación de la carpa, las mesas y bancos, grifos de cerveza y cocinas, suministros, etc.
Al coincidir ese fin de semana con las celebraciones del 31 de octubre y 1 de noviembre se notaba un ambiente festivo especial que también ayudó a que el público saliera más a la calle y aprovechara a pasar un rato en nuestra carpa. Tenemos incluso constancia de gente venida de fuera de Pontevedra, como Tuy, Coruña, Lugo o Madrid, y hasta la solicitud de reserva de una mesa (por desgracia no era posible) para un grupo numeroso de gente.
Naturalmente no faltaron las anécdotas. Como el estado en que encontramos la barra al finalizar la jornada del jueves. Al no haber previsto tanta afluencia de visitantes, el último turno no consiguió dejar limpia la vajilla, por lo que gran parte de la noche se nos fue (además de en la limpieza habitual de cada día de mesas, bancos y suelo) en lavar todo lo que podéis ver en la foto.
También tenemos un recuerdo especial de nuestra "amiga" Silvia, que se dignó, a altas horas de la madrugada de ese mismo jueves, a colarse en la carpa y bautilizarla con el producto de una ingesta excesiva de alcohol. De esto no tenemos foto, reaccionamos tarde, pero, Silvia, si pasas por este blog, no dudes en dejarnos un comentario porque ya eres parte de la historia de la primera Fiesta de la Cerveza de Pontevedra. Tienes derecho a una foto, no tan curiosa, pero que sí se podría colgar aquí :-)
Durante los cuatro días que duró la fiesta, nuestra carpa instalada, como ya dijimos en la anterior entrada, en la plaza del Teucro recibió la visita de miles de personas.
Especialmente en las horas de comida y cena las colas excedían la capacidad del recinto ocupando también su parte externa. Por suerte, la paciencia de los aspirantes a comensales y el tiempo atmosférico acompañaron durante el largo fin de semana. Aunque las esperas más largas se producían en la cocina, tampoco los encargados de vender los tiques de comida tuvieron descanso.
Horacio y Javi, ocupados cada uno de una plancha, no daban abasto preparando salchichas y codillos, hasta el punto de que en un par de ocasiones hubo que hacer salidas de urgencia para reponer existencias, pues las previsiones de afluencia se vieron ampliamente superadas.
El resto de responsables de la cocina tampoco paró de servir menús, lavar lechuga, cortar o abrir barras de pan y preparar las guarniciones en los platos a la espera de recibir las salchichas o el codillo correspondientes.
Los chicos de la cerveza tuvieron también su tiempo ocupado. A lo largo de la fiesta llegaron a tirar alrededor de 5000 litros. Afortunadamente había grifos de sobra, por lo que la espera para conseguir la bebida no era larga, con la ayuda además de los activos encargados de la barra, que hicieron unos cuantos kilómetros sirviendo jarras.
Y lo que se ensucia hay que limpiarlo, así que también quienes se dedicaron a recoger las mesas (otros que hicieron bastantes kilómetros) y fregar jarras, platos y cubiertos tuvieron trabajo de sobra. Aunque contábamos con un pequeño lavavajillas industrial, el acúmulo de cacharros sucios hizo necesario el auxilio del clásico barreño de agua y manos diligentes que dejaban todo listo para un nuevo uso.
Por suerte, los chavales del club y padres que ayudaron tenían claro que el éxito de la fiesta revertiría en las arcas de la entidad, así que no hubo ni quejas ni excusas para dejar de trabajar. Antes al contrario; cuando algún voluntario se encontraba desocupado acudía a echar una mano a un compañero o preguntaba dónde podía seguir trabajando. Hay que destacar sobre todo el comportamiento de los más jóvenes, seguramente la mayoría no acostumbrados a tanto ajetreo, pero que cumplieron de sobra con su cometido.
Tampoco los adultos lo tuvieron fácil. El jueves, el viernes e incluso el sábado son laborables y había que compaginar las horas dedicadas a la fiesta con el trabajo diario, quitando en muchos casos horas al sueño.
Y claro, todo esto no habría sido posible sin Félix, secretario del club, y Alberto, tesorero y director técnico, que se ocuparon, entre otros cometidos, de contratar y supervisar la instalación de la carpa, las mesas y bancos, grifos de cerveza y cocinas, suministros, etc.
Al coincidir ese fin de semana con las celebraciones del 31 de octubre y 1 de noviembre se notaba un ambiente festivo especial que también ayudó a que el público saliera más a la calle y aprovechara a pasar un rato en nuestra carpa. Tenemos incluso constancia de gente venida de fuera de Pontevedra, como Tuy, Coruña, Lugo o Madrid, y hasta la solicitud de reserva de una mesa (por desgracia no era posible) para un grupo numeroso de gente.
Naturalmente no faltaron las anécdotas. Como el estado en que encontramos la barra al finalizar la jornada del jueves. Al no haber previsto tanta afluencia de visitantes, el último turno no consiguió dejar limpia la vajilla, por lo que gran parte de la noche se nos fue (además de en la limpieza habitual de cada día de mesas, bancos y suelo) en lavar todo lo que podéis ver en la foto.
También tenemos un recuerdo especial de nuestra "amiga" Silvia, que se dignó, a altas horas de la madrugada de ese mismo jueves, a colarse en la carpa y bautilizarla con el producto de una ingesta excesiva de alcohol. De esto no tenemos foto, reaccionamos tarde, pero, Silvia, si pasas por este blog, no dudes en dejarnos un comentario porque ya eres parte de la historia de la primera Fiesta de la Cerveza de Pontevedra. Tienes derecho a una foto, no tan curiosa, pero que sí se podría colgar aquí :-)
Tampoco tenemos foto (ni queremos, preferimos poner esta otra de alguien más agradable) del futbolista anónimo que, animado por terceros ajenos al evento, decidió tirar un penalty desde lo alto de una mesa. Afortunadamente el balón no produjo daños, el público asistente se lo tomó con filosofía y el protagonista hizo mutis rápidamente ante el poco éxito de su actuación. Ya hemos dicho más de una vez que este blog no será sede de polémicas, así que dejaremos el asunto ahí.
Al contrario que nuestro "futbolista", lo que sí levantaba ovaciones generales era el encuentro con el suelo de algunos comensales. Al estar la plaza cubierta de losas de piedra no todos los bancos eran completamente estables, por lo que algún desafortunado acabó sentado en el suelo al volcar su asiento, levantando aplausos por parte del respetable.
Afortunadamente, las anécdotas se quedaron en eso y podemos hacer, a pesar de la inexperiencia y los imprevistos, un balance muy positivo del fin de semana.
Al principio lo más importante era obtener soporte económico para el club, pero una vez que todo ha terminado nos damos cuenta de que, tan importante como ese objetivo principal, ha sido el participar en algo único y en lo que hace menos de un año ni nos imaginábamos que estaríamos embarcados.
Celebraciones públicas en Pontevedra ha habido y habrá muchas, pero nos queda el orgullo de decir que nuestro recién nacido Pontevedra Rugby Club ha organizado la primera Fiesta de la Cerveza de Pontevedra y que ha sido todo un éxito.
Al contrario que nuestro "futbolista", lo que sí levantaba ovaciones generales era el encuentro con el suelo de algunos comensales. Al estar la plaza cubierta de losas de piedra no todos los bancos eran completamente estables, por lo que algún desafortunado acabó sentado en el suelo al volcar su asiento, levantando aplausos por parte del respetable.
Afortunadamente, las anécdotas se quedaron en eso y podemos hacer, a pesar de la inexperiencia y los imprevistos, un balance muy positivo del fin de semana.
Al principio lo más importante era obtener soporte económico para el club, pero una vez que todo ha terminado nos damos cuenta de que, tan importante como ese objetivo principal, ha sido el participar en algo único y en lo que hace menos de un año ni nos imaginábamos que estaríamos embarcados.
Celebraciones públicas en Pontevedra ha habido y habrá muchas, pero nos queda el orgullo de decir que nuestro recién nacido Pontevedra Rugby Club ha organizado la primera Fiesta de la Cerveza de Pontevedra y que ha sido todo un éxito.
Por parte de los responsables de este blog sólo nos queda felicitar y felicitarnos a todos los voluntarios y no voluntarios por el gran trabajo desempeñado.
Va por todos
Va por todos
3 comentarios:
Es que da gusto cuando las cosas se hacen, y salen bién
Toíta la razón tienes
La verdad es que fue genial y muy divertido. Me gusta el video, aunque yo no salgo en la foto final.. no sabia que la ibais a hacer XD y estaba fuera de la carpa jajaja
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