En esta ocasión es David, jugador del Pontevedra y colaborador habitual en la fiesta, quien nos cuenta cómo se ven las cosas desde dentro de la Outubro.
Además de agradecerle, como a todos los que nos han enviado su crónica, el tiempo y esfuerzo dedicado al blog, le felicitamos por su excelente crónica, con la que os dejamos.
Lo primero, decir que este es el tercer año que colaboro con esta gran fiesta que, como no podía ser de otra forma, organiza el Pontevedra Rugby Club. Club del que formo parte desde hace 4años como jugador.

Tu vida modifica sus costumbres tranquilas para acelerarse a velocidades de vértigo. Desde que se abren las puertas, desempolvas tu mejor sonrisa, pones a punto tu calculadora mental y tu complicidad con el resto de voluntari@s y clientes.
Es un trabajo agotador física y mentalmente y pone tu cuerpo a prueba y, llegado el domingo, o la cabeza o el cuerpo te gritan que es hora de parar. Sin embargo, no cedes, no te rindes o mejor dicho no te dejan rendirte. Tus compañeros de barra, de cocina o el que esté pululando por allí, te saca una sonrisa, una gracieta, alguna foto absurda o cualquier tontería para distraerte. Te ayudan, apoyan y sientes que ests dentro de algo más grande que tú. Recurriendo al tópico, te sientes como en familia. Una muy grande y con la que compartes esos días sintiéndote ms a gusto en las comidas finalizado el turno, la pausa para el café u otro momento en el que puedas tener una charla animada. Y con los asistentes pasa algo por el estilo, entienden los pequeños fallos, aprecian lo que haces y siempre intentas que se vayan con una sonrisa. Lo que te deja con una satisfacción enorme y con ganas de seguir dedicándole tu tiempo para el año siguiente.
A mi forma de ver, centrándome en esos 4 días intermedios de un ajetreo frenético, el gran éxito de esta fiesta no son sus precios populares, que no cambian desde hace 6 ediciones, no es por la comida, que año tras año intenta ir mas allá implementando algo más a la carta y trabajando con productos de gran calidad. Todo lo anteriormente mencionado es muy importante, pero si´no hubiera ese buen ambiente dentro del grupo, numerosísimo, de voluntarios que, junto con la directiva, aportan su trabajo, su mejor sonrisa y, sobretodo, su buen hacer teniendo en cuenta que no nos dedicamos profesionalmente a ello, la fiesta no sería lo que es hoy en día. Y sin olvidarnos, como comentaba arriba, de la gente que viene año tras año a la carpa. Somos, voluntarios y clientes, el motor que hace girar el mecanismo para hacer de ella una maquina que funciona perfectamente.
La clave de este gran éxito de fiesta, es que colabora más pequeño de los
chic@s de la escuela, pasando por los chic@s de las categorías intermedias, el sénior, padres y madres de jugadores y ex-jugadores. Todo ello de forma desinteresada y con el único fin de dotar al club de unos ingresos que contribuyan a sobrellevar los gastos de la temporada.
Un saludo
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